martes, 3 de octubre de 2017

Bares 2

   Estoy en un bar del centro, siendo parte de esa multitud que espera y que como yo, tal vez sospecha que esto es un infierno. Estoy tomando un café, fumando, solo.
    La ciudad se despliega húmeda, con su densa solidez de infierno gris. La muchedumbre se asemeja a un ejército. Pareciera que marchan y que los une algún objetivo común, pero al mismo tiempo cierto desconcierto. Alguna incertidumbre colectiva que los une y los separa a la vez.
  

    Cumplo con mis cívicos deberes, valoro el sistema democrático, conozco la ley de la oferta y la demanda. Sigamos nuestra marcha, cantemos nuestros himnos, elijamos presidentes que nos guíen; respetemos al caudillo; somos buenos, somos pragmáticos, cuidemos el bolsillo, somos el mercado.

La buena pipa

 Anodina y sempiterno: curiosamente escuché estas dos palabras varias veces esta semana, divorciadas y en contextos distintos, pero por algú...